Un hombre pasó por una estación de servicio. Un trabajador limpió el parabrisas del vehículo, mientras cargaba el combustible.
«Gracias por utilizar nuestra estación de servicio. Que tenga un buen día » dijo el trabajador.
Sin embargo, el hombre dijo que el parabrisas aún se veía sucio y le pidió limpiarlo de nuevo. El trabajador lo limpió una vez más rápidamente.
«Quedó bien. Ahora puede arrancar.»
Sin embargo, el hombre dijo con tono de queja:
» Todavía está sucio. ¿Ni siquiera sabes limpiar el parabrisas?
Entonces el trabajador observó al hombre detenida mente, y luego entró en la tienda, salió con un paño suave y se lo entregó.
«Disculpe, señor, ¿pero podría limpiar sus gafas, por favor?»
El hombre limpió sus gafas con el paño que el trabajador le dio, y miró de nuevo el parabrisas limpio y brillante.
Nosotros no sabemos acerca de nuestro error solo mirando los errores de otros.
Es muy dificil ver los errores de s? mismo. Antes de ver los errores de otras, primero debe ver s? mismo.
El trabajador tiene un amplio coraz?n. ¡Que bonito!
Si esto me pasara, me sentiría tan avergonzada de mí misma. Al leer esta historia, me preocupa haber cometido estos actos arrogantes y ridículos sin saberlo.